Vaaale.
Prometí que no iba a volver a hablar de Eurovisión, pero mi mayor nivel de
ocupación reciente y, por consiguiente, menor grado de aburrimiento, me impiden
actualizar con más frecuencia las entradas. Y, claro, los meses pasan y cuando
menos te lo esperas ya tienes encima lo inevitable, la semana de Eurovisión. El
magno evento que inspiró este blog una tarde de desidia y desajustes
hormonales. Permitidme que le tenga cariño. Que le dé cierta publicidad.
Recibid, pues, como se merece, este interesante y nuevo post.
Dos de los presentadores del Festival de Eurovisión |
Y
en cuanto a las actuaciones de los países participantes, aquí tenéis un somero
resumen:
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ARMENIA: Un señor inquietante con cara de cansado cantó bastante bien un tema
que por lo visto es uno de los favoritos para ganar el certamen. Y, como no
podía ser de otra forma, pasó a la final del sábado.
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LETONIA: Unos muchachos muy coloristas y con cierto buen rollo fingido
interpretaron una canción que desde los primeros acordes ya se veía que iba a
quedar fuera de la final. El tema versaba sobre cómo cocinar un pastel. Una
suerte de metáfora que nadie entendió y que les mandó a casa a las primeras de
cambio.
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ESTONIA: Una de las pocas canciones movidas de la noche. Y tanto. La mujer y su
enérgico compañero no dejaron de realizar acrobacias durante toda la actuación.
Con sólo mirarlos, ya te dolía el cuerpo. Ahora, ella no desafinó en ningún
momento. Admirable. Lástima que tanto esfuerzo no les hiciera clasificarse para
la final.
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SUECIA: Muy novedosa la cantante sueca. Alta, rubia, guapa y con una balada
correcta y bonita. Poco original, pero es otra de las favoritas para hacerse
con el trofeo el sábado.
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ISLANDIA: Nadie daba un duro por estos imitadores de “Parchís” entrados en años
que cantaron un tema contra la discriminación. Y, sin embargo, se colaron en la
final del sábado. Entretenidos, diferentes y coloristas. Se agradeció su loable
intento de animar al personal.
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ALBANIA: Le puso ganas la muchacha desde su pedestal, pero los espectadores, el
jurado o quien quiera que decide quién pasa a la final optaron por
mandarla a ella y a sus acompañantes de vuelta a Tirana.
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RUSIA: Dos gemelas rusas y una performance difícil de olvidar encima de un
balancín. Dos palos de cristal a modo de bastón, dos trenzas que se separan con
un grácil movimiento, un señor que crea un sol con dos trozos de papel.
Actuación cien por cien eurovisiva. Y las dos hermanas, directas a la final.
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AZERBAIYÁN: Otra balada bien cantada, bonita y con trapecista incorporada.
Luchará el sábado por hacerse con el triunfo.
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UCRANIA: Una muchacha ucraniana y un señor con complejo de hámster. El número
fue realmente impactante. Si los de Estonia cansaban, a este pobre daban ganas de
darle una bebida isotónica. Y un poco de lechuga. Por supuesto, pasaron a la
final.
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BÉLGICA: Un chico con cierto sobrepeso nos ofreció un tema soporífero dedicado
a su madre. Cantaba bien, pero no convenció. Su eliminación fue una de las
sorpresas de la noche.
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MOLDAVIA: Recién escapada del casting de “Juego de tronos”, la cantante moldava
interpretó su tema acompañada de cuatro tipos que se contorsionaban sin sentido
y un micrófono con forma de cuerno. En un momento de la actuación se desprendió
de su trenza con un gesto como de rabia. La misma que debieron sentir cuando
Europa decidió que no pasaban a la final del sábado.
Moldavia. Primera semifinal Eurovisión 2014
Moldavia. Primera semifinal Eurovisión 2014
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SAN MARINO: Premio a la constancia para la cantante de San Marino. Acudía por
tercera vez al festival de Eurovisión con la intención de pasar por fin a la
final. Y lo logró con una canción de aire rancio, mucho movimiento de brazo y
ventilador a discreción.
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PORTUGAL: Canción hortera, de esas que acabas bailando un sábado por la noche,
en las fiestas de tu barrio o en la boda de tu primo, con o sin dos copas de
más. Con tantas baladas y giros vocales, la muchacha quedó un pelín desfasada.
No hubo suerte para los vecinos lusos.
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HOLANDA: Un tema country para el dúo holandés. Sencillos, sin estridencias,
aunque él podía haberse ahorrado el sombrero. Pasaron a la final.
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MONTENEGRO: Nueva exaltación del deporte. Qué estrés. A estas alturas, en vez
del Festival de Eurovisión parece que estábamos viendo los Juegos Olímpicos. El
montenegrino cantó acompañado de una patinadora y pasó a la final contra todo
pronóstico.
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HUNGRÍA: El muchacho cantó un tema movidito contra el maltrato infantil. El
desconcierto es similar al que sufrías cuando te ponían en el bar de turno
“Fíjate bien donde pisas”, de Juanes”, o “Abre tu mente”, de Merche. El húngaro
comprometido, no obstante, se clasificó para la final del sábado.
Hala,
ya estáis bien informados. El jueves, la segunda semifinal. Eso sí, ésta no la
retransmite La 2, porque España sólo votaba en la primera. Sé que es una
noticia terrible, pero lograremos reponernos.